miércoles, 16 de junio de 2010

Germinación inmaterial

Acostado en el solado, lugar donde edifico mi quietud, con la cabeza recargada sobre mis manos acunadas, Dormito. Sueño un aroma agradable, donde duermo para nacer, asi puedo quedarme en un lugar en que exista una tranquilidad perturbadora, donde luz y oscuridad, el silencio y mi voz, me dejen ciega mi mente, haciendome olvidar trago a trago de mis recuerdos, emociones y sentimientos; Un placer onírico en un auge rodeado de un bello celaje. Y, donde a veces, y sólo a veces existe la felicidad para que después... —Despierta— ¡maldición! he despertado para morir vivo.

Entreabro los ojos y la vista se esclarece despaciosamente. empujando el suelo con una mano, incorporo mi cuerpo, y echo la cabeza hacia atrás, y me encojo de hombros, levanto los párpados mirando hacia arriba, y en un instante, cierro intensamente los ojos y al abrirlos, en el cielo, una nube me acecha —¿Tú la creaste?—. Desde lo más profundo del cielo, una gota tiene mi nombre y cae vertiginosamente sobre mi mejilla y tan pronto me deja ésta, cierro los ojos y junto las cejas hacia arriba al sentir su colisión. —La chiribita baila sobre tu mejilla— la migaja de agua sigue los senderos que han dejado las lágrimas. Ahora es una lágrima, mía y de la existencia, ella y yo lloramos a la par —pronto reiremos al mismo ritmo armonioso—.

Sostengo la lágrima con las yemas de los dedos, la contemplo. Busco y encuentro una vaga damajuana en la cual siembro la pequeña pizca en el interior del vidrio, pronto crecerá, como un árbol, y brotarán cientos de gotas; —será una lágrima que llora.—

Dejo el cristal en el lugar que yo reposaba. —nuestro sueño cosechará a la pequeña mujer—. me levanto, meto mis manos a mis bolsillos y me dirijo a la única puerta del pasadizo. La abro. Del otro lado está el camino deseoso de ser pisado y quebrantado.
Miro de soslayo la puerta que ahora está clausurada. Bostezo. Pierdo la mirada en el suelo mientras reanudo la marcha.
—¿entramos o salimos?—

miércoles, 2 de junio de 2010

descanso

En algún tramo de mí éxodo —nuestro, no te olvides de mí— me quedo, por ahora, sin pensamientos. Cuidadosamente busco un lugar donde puedo abigarrar los pensamientos. Mudez en la brisa cósmica elegante. Me recuesto en el lecho de una estrella y me quito los zapatos con poca suela. Aprieto los pies y quejumbrosamente truenan los dedos. Sin pensarlo —lo piensas, te das cuenta— rasco la superficie del astro y dejo caer brillantina sobre las mejillas del sidéreo.

Te visualizo en el cuerpo del silencio. Un breve chasqueo de mis ojos,y una pizca de lágrimas van encima de mí, extendiéndose e imitando un espejo. Me doy cuenta que dentro del espejuelo hay un ayer. Pronto, observo que estoy asediado de más cristales del sollozo, y en cada uno hay un ayer distinto. Mis cabellos quieren correr y mis ojos vociferan gritos, Un espejo se desmorona, seguido de otro, y de otro y otro... hasta llegar al último otro. Los vidrios son legíbles —yo no veo nada—. Me seco los húmedos pómulos con el dorso de mi mano y con la otra tomo uno de los vidrios. lo pongo en la piel estelar. Tomo otro pedazo de vidrio, y otro, y otro... hasta llegar al último otro. Como rompecabezas, trato de embonar los fragmentos. Es imposible, —pierdes el tiempo, el ayer perfecto no existe— taciturnamente desisto. Echo un soplido a las boronas de vidrio haciéndolas volar y perderse en el mar sideral.

Me pongo los zapatos con poca suela, me pongo en pie. Suspiro cerrando los ojos. Balbuceo algo —¿Otra vez su nombre?—. Diviso el camino y sigo con la marcha. Soy un caminante que pretende llegar a... Sólo, soy un vagabundo que divaga... —¿Un Divagabundo?—.

Comienzo

Me acerco a la puerta.
. —¿A dónde iré, me preguntas? no sé, lejos, donde no exista el tiempo, el espacio o materia alguna... o antimateria.
Pongo mi mano en el picaporte y abro la puerta. Jamás vi el exterior de tal forma, a travez de ésta entrada y salida, figurado a un difícil gaznate de la habitación. Pongo un pie afuera.
. —Esto es una encerrona.
Mi cuerpo flaquea, el viento me arrastra por completo al descolorido mundo lleno de colores. observo furtivamente hacia la habitación.
. —Si preguntan a dónde fuí, solamente diles que, me largué a la luna a bailar y a pintarla de sangre.
Cierro la puerta, dejando dentro una vaga ilusión que no se llevo a cabo. Meto mi mano a mis entrañas y dejo el corazón a un lado del portón.
. —A donde voy, no me sirves.
Miro por última vez aquella acribillada víscera. Le doy la espalda. Comienzo a subir por una escalinata de nubes a la bóveda celeste.